domingo, 15 de junio de 2014

Mundial 2014: 1ra entrega

Hace rato ya que sabemos que los certámenes deportivos, y entre ellos los mundiales de fútbol en primer lugar, son hechos políticos. Hechos que los gobiernos han intentado (y siguen haciéndolo)  utilizar en su provecho. Sin ahondar demasiado podemos señalar los juegos olímpicos de 1936 en los que Hitler intentó mostrar al mundo entero las virtudes del régimen nazi y, más cerca, el mundial de fútbol de 1978 en la Argentina.
Pero no parecer ser el caso de Brasil 2014. No digo que no haya sido pensado así pero la rebelión estalló y, aunque uno hubiera pensado que el conflicto se iría desinflando a medida que la cercanía del mundial se acercaba, esto no sucedió.
Uno a uno se suman los sectores populares a la lucha. Las marchas unen a trabajadores con estudiantes y a éstos con grupos campesinos y comunidades aborígenes. También los iguala la represión que el gobierno descarga sobre ellos. Dilma Rousseff anunció que no será tolerante con las protestas y evitó hablar en la jornada inaugural por temor a la silbatina. No le sirvió de mucho: también chiflaron su silencio.

La solidaridad con el pueblo brasileño en lucha se ha hecho internacional.
Muchas cosas podríamos agregar, pero el arte de Crist logra una crítica impiadosa que es difícil de superar.

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