miércoles, 16 de septiembre de 2009

Penas y quitapenas


Todos tenemos penas. A veces ellas nos atraviesan como grupo, nos enfrentan a la falta de palabras, nos lastiman, nos amuchan, nos unen. Penas terribles.
Otras son menores, muchas casi tonterías, pequeños desencuentros, demasiadas palabras que no quisiéramos haber dicho.
Pero todas son penas y nos duelen.
Los niños mayas de Guatemala también tienen sus penas. Por eso sus padres les regalan una pequeña cajita de madera con sus quitapenas: minúsculos hombrecitos y mujercitas que escuchan los pesares por la noche antes de dormirse junto a los niños bajo la almohada. Por la mañana, cuando despiertan, los temores, las penas, la tristeza ha desaparecido.
Mis quitapenas, alertas, en la foto.
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