lunes, 29 de abril de 2013

La gente hace cosas raras


Es así. La gente hace cosas raras. En la Falcone, por ejemplo, se les ha dado por circular por los pasillos con tubos gigantes ornados de grullas u hojas otoñales. El objetivo confeso que anima a dichas personas es atrapar algún incauto y “susurrarle” a dúo. Lo pueden ver en la foto al profesor Lucero en ese trance.
Debo decir que yo también caí en sus redes. Se me ofreció, cual condenado, elegir a ciegas un texto y luego…el susurro.
Resulta  imposible entrecerrar los oídos como si fueran ojos, pero la sensación es similar, palabras que se deslizan como barcos en la bruma. 
Y no está mal que en un lugar en el que uno lucha porque las cosas sean claras a veces se deje llevar por la sugestión de  voces lejanas.
Susurradores, gente que hace de la palabra un juego, que le devuelve al lenguaje una función antigua, mágica. Ya así lo pensaron los latinos cuando inventaron la palabra: susurrus, la onomatopeya de lo dicho entre el silbido del viento.
No están solos los susurradores. Un día antes de ser “susurrado” me cruce con una exdocente de la escuela en la facultad. Preparaba yo una clase en la sala de profesores rodeado de libros. Mónica me sonrió, me alcanzó El pozo de Onetti al tiempo que me decía: Abandoná la historia, lee historias (en inglés no hay confusión, usan history para un caso y story para el otro). Le agradecí el obsequio. Me gusta Onetti.
Es así. Hay gente rara, gracias a ellos tuve dos regalos en la misma semana.  Aprovéchenlo ustedes también

martes, 23 de abril de 2013

¿Cuándo nos acostumbramos?


La pregunta es un poco tramposa. En realidad yo trato de no acostumbrarme. ¿A qué? A que las escuelas se caigan a pedazos. A que sea riesgoso trabajar y/o estudiar en ellas.
Es lo que le pasó a Gerardo Rodríguez, un obrero de 25 años, empleado de una empresa tercerizada que desde hace cinco años viene haciendo obras en la escuela primaria Francisco de Vitoria, en la calle Julián Álvarez al 200.  Yo trabajo allí a la noche en una escuela de adultos, adultos que se “acostumbran” a sillas para chicos de seis años, que conviven con cielorrasos caídos, paredes húmedas, con la suciedad que queda después de un día de uso intensivo, etc.  “Aguantan”, “se acostumbran”  porque están agradecidos a que les brinden educación, a ellos que “se atrasaron”, que “perdieron el tren”, que “no lo hicieron cuando correspondía”, etc.  La “culpa” funciona para hacer que el otro “se acostumbre”
Gerardo Rodríguez estaba trabajando en el techo de la escuela. También “acostumbrado” a hacerlo sin mayores medidas de seguridad. Abajo, en  el patio, jugaban los pibes de la primaria. El techo cedió, Gerardo cayó entre los pibes y agonizó durante cuarenta minutos.
¿Cuándo nos acostumbramos? La primaria cerró sus puertas y exigió que los responsables del gobierno se hicieran presentes, que el área de mitigación de riesgos confirmara si la escuela estaba en condiciones de reabrir. La supervisión de adultos indicó que el Cens podía seguir funcionando igual, que el problema no nos afectaba “porque el Cens no usa el patio”. ¿Se entiende? Un muerto en el patio es un problema si necesitás hacer el recreo en él, si no lo usás te podés “acostumbrar”.
Mitigación de riesgos hizo el informe. Dijo que la escuela reúne las condiciones “mínimas” de seguridad para funcionar. ¿Cuándo nos acostumbramos a trabajar con las “condiciones mínimas de seguridad”? Necesitamos las condiciones “máximas” de seguridad, no mínimas. ¿Cuándo nos acostumbramos a no reclamarlas?
Una persona murió en una escuela por la desidia de funcionarios y empresarios que juegan con las condiciones “mínimas” de seguridad.
Ayer muchos fuimos a la escuela, a abrazarla, a reclamar, a gritar que no pensamos acostumbrarnos. 

lunes, 15 de abril de 2013

Joven argentino

Si cumples 16 años antes del 27 de octubre de este año, puedes votar. Tienes tiempo hasta el 30 de abril para empadronarte.
¿De qué se trata todo esto? De lo que dice ut supra (locución latina que quiere decir como arriba)
El tema es que sólo los adolescentes que hayan renovado su DNI antes de fin de mes van a ser incluidos en el padrón electoral. Es probable que muchos lo hayan hecho y es seguro que los que todavía tienen 15 y recién cumplen 16 en octubre no. Para salir de dudas uno puede ir al sitio y fijarse.
¿Qué hay que hacer? Obvio,
1.- Fijarse
2.- Si uno no figura, renovar el DNI
Ahora bien, ¿por qué mi insistencia?
Porque sin duda la franja de jóvenes de los 15 en adelante es uno de los sectores más perjudicados del país. Son las principales víctimas del gatillo fácil, los más precarizados laboralmente, los que no pueden terminar de estudiar (en el caso de que empiecen) en colegios que se caen a pedazos.
Frente a esta realidad los jóvenes se rebelan cotidianamente. Marchas, tomas, piquetes…Pero en una última instancia, la rebelión debe expresarse en el plano político, en la disputa por el poder. Y el 27 de octubre habrá un nuevo paso en esa disputa: las elecciones.
Ese día los jóvenes tienen que expresar mediante el voto su repudio a la situación que los oprime.
Y para todo eso, hay que empadronarse. Hasta el 30 de abril.  
15 de abril de 1707: nació Leonard Euler. Uno de los matemáticos más importantes de la historia. Investigó sobre ese tipo de temas que no recuerdo de mi experiencia secundaria: los de los últimos años. Fruto de mi desconocimiento me costó comprender su aporte al leerlo en google, por ahí dicen que gracias a él fue posible diseñar el sudoku pero tampoco me gusta mucho como juego.
Igual el doodle está bueno y el desconocimiento provoca, así que hoy le preguntaré a algún colega de matemática  por qué recordar a Euler. Si comparten mi ignorancia, podrían hacer lo mismo. Y si no, espero sus explicaciones sobre el tema.

miércoles, 3 de abril de 2013

Criminales

En el año 1992 la provincia de Buenos Aires se inundó. El gobernador de la época era Duhalde. Su primera opinión fue que se trataba de un episodio de "psicosis colectiva". Miles de evacuados eran en realidad pacientes psiquiátricos. De esa época quedó entre mis papeles el chiste-editorial de Rudy y Paz que comparto.
Pasaron más de veinte años. Ayer se inundó la capital y buena parte del conurbano bonaerense. Los muertos ya superan los del "accidente" de Once.
Escuchamos todo tipo de explicaciones. Desde la "imprevisibilidad" hasta el cambio climático. Y el velo con que quieren ocultar la realidad se rasga con los negociados urbanísticos-inmobiliarios, con el desvío de fondos, con la subejecución, con el desguace del servicio meteorológico, con el desprecio por la vida.
Ahora que nos convocan a discutir la "Nueva Escuela Secundaria" es necesario plantear que la escuela, nueva o vieja, debe explicar una y otra vez que bajo el capitalismo las catástrofes naturales no existen, que las catástrofes son sociales y que determinados actos de gobierno son actos criminales.

María Sybilla Meriam

Ayer María Sybilla Meriam hubiera cumplido 366 años. Como corresponde, se murió antes. ¿Y quien era? Alguien debía ser, si no Google no la hubiera recordado con el doodle alusivo.
María Sybilla Meriam unió dos cosas que me agradan: la biología y la acuarela. En una época en que no era común, y menos en una mujer, viajó y observó minuciosamente fauna de lugares exóticos como Surinam. Sus estudios se consideran la base de los estudios entomológicos. Gugléenla, sus acuarelas lo merecen
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