viernes, 20 de febrero de 2009

Levántasi muchachi

Empieza el año. La maquinaria se pone en marcha. Inconscientemente recito algo que quedó grabado hace 38 años cuando empezaba mi secundario

Levántasi muchachi que la cuatro sun, e lo federali sun vení o Cordún

Así cuenta Miguel Cané que lo despertaba a él y a sus compañeros un portero-enfermero-todoservicio en el Nacional de Buenos Aires.
Había una latencia de peligro en sus palabras, un aviso de la llegada del enemigo; el portero debía ser un veterano de la guerra de Crimea, Cordún es hoy un poblado de Rumania, una zona altamente conflictiva hacia mediados del siglo XIX.

¿Y porqué nos hacían leer a Miguel Cané? Cané entre otras cosas redactó la Ley de Residencia de 1902 que permitía expulsar del país a inmigrantes indeseables (o sea que no aceptaban sumisamente la explotación) y opinaba que en lugar de exterminar a los aborígenes lo ideal era conservarlos en reservas al modo yanqui para poder observarlos. Está claro que un personaje así no resulta simpático, sin embargo sabía escribir y retrató en forma amena la iniciación escolar de un adolescente de la elite porteña de fin del siglo XIX. Cien años después los adolescentes de los ’70 lo leíamos y criticábamos.

Pasados casi cuarenta años, sigo pensando mal de Cané pero no puedo evitar despertarlos de la larga siesta veraniega de la misma manera; por eso, vamos, que empieza el colegio…levántasi muchachi que la cuatro sun, e lo federali sun vení o Cordún

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