lunes, 23 de junio de 2014

Desagravio

Hubo un tiempo en que en las escuelas se recitaban cosas como éstas:

Pensativo, a su frente, cual si fuera
en muda discusión con el destino,
iba el héroe inmortal que en la ribera
del gran río argentino
al león hispano asió de la melena
¡Y lo arrastró por la sangrienta arena!

Aclaración para quien se pierda entre imágenes: se trata de San Martín, en pleno cruce de los Andes, mientras rememora el combate de San Lorenzo. Como se ve, no le escatimábamos a los adjetivos.
La poesía sigue:

El cóndor lo miró, voló del Ande
a la cresta más alta, repitiendo
con estridente grito: "¡Este es el grande!".
Y San Martín, oyendo,
cual si fuera el presagio de la historia,
Dijo a su vez: "¡Mirad! ¡Esa es mi gloria!".

Y vienen las batallas en Chile y los triunfos, y Olegario Andrade (el autor de esta poesía que se llama “El nido de cóndores”) escribe:

Lanzó el cóndor un grito de alegría,
grito inmenso de júbilo salvaje;
y, desplegando en la extensión vacía
su vistoso plumaje,
fue esparciendo por sierras y por llanos
jirones de estandartes castellanos.

Cerámica mochica (Perú) con cóndor
La asociación cóndor-grandeza, cóndor-héroe, etc. es un leit motiv de la poesía hispano-criolla y se remonta a etapas precolombinas:  aparece incluso en los diseños de la cerámica.
Escudo de Chile
Los escudos de las naciones andinas también lo muestran.









¿Y entonces? ¿Por qué surge todo esto? ¿a qué desagravio me refiero?
Resulta que nuestro cóndor andino, señor de los cielos, ave emblemática, etc, etc, etc, es un buitre. Si, leyeron bien: un buitre.

Así que:
1.- La deuda externa es ilegítima e impagable y si alguien (la mayoría de los que hablan) quiere pagarla que lo haga con su plata y no con la nuestra.

2.- Los buitres (y entre ellos nuestro cóndor) no tienen nada que ver. 

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