La noticia de este 25 es que el poder ejecutivo vuelve al
tedeum de la catedral después de años de haber circulado por otros puntos del
país. Y la noticia debería ser: ¿un tedeum?
Te deum laudamos, te
alabamos Señor, un himno cristiano de la época del imperio romano para
conmemorar la revolución de mayo.
Uno se pregunta: ¿por qué tenemos que alabar al señor (A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te
reconocemos. A ti, eterno Padre, te venera toda la creación) por los actos
humanos? ¿O acaso la revolución de mayo fue un acto divino?
Los partidarios del
virrey también alababan al señor, y los ejércitos (Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos) eran tanto
los patriotas cuanto los realistas. ¿A cuál bando protegía el Dios de los
ejércitos?
Y el tedeum sigue: Tú
eres el Rey de la gloria, Cristo. Y la revolución depone a un virrey y
nombra una plebeya junta de abogados, comerciantes, militares y curas.
Tú, rotas las cadenas
de la muerte, abriste a los creyentes el Reino de los Cielos. Pero las
cadenas que se rompen dejan paso, no al reino de los cielos, sino a la noble
igualdad.
Doscientos años después de la revolución el estado argentino sigue agradeciendo la intervención divina en sus asuntos.
Doscientos años después de la revolución el estado argentino sigue agradeciendo la intervención divina en sus asuntos.
No se tienen fe.
No deja de
ser un signo de impotencia.
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