sábado, 24 de mayo de 2014

Desilusión

Sigmund Freud escribió: "En el curso de las épocas la ciencia ha infligido dos grandes afrentas al ingenuo amor propio de la humanidad. La primera fue cuando se comprendió que nuestra tierra no era el centro del universo sino sólo un punto en un sistema universal de una magnitud difícilmente imaginable... La segunda fue cuando la ciencia biológica le sustrajo al hombre el privilegio privativo de haber sido objeto de una creación especial y le relegó a la categoría de descendiente del mundo animal".
Freud se refería así primero a la revolución copernicana (que instaló al sol en el centro de nuestro sistema y alejó a la tierra y al hombre del mismo) y luego al impacto de la teoría de Darwin. De más está decir que ambos fueron denostados por el poder religioso de la época.
Omite Freud , tal vez por modestia, una tercera afrenta: la suya propia, que hizo del hombre un sujeto cuya conciencia no aparece clara y explícitamente ante él sino que se oculta en los pliegues de su mente.
Hoy acabo de leer la cuarta afrenta. Siglos matándonos entre nosotros, perfeccionando hasta límites insospechados nuestras armas, refinando los métodos para destruirnos, volcando todo el conocimiento científico a masacrarnos. Nos habíamos convencido de que éramos el ser más destructor del planeta. Pero…miramos las estadísticas y resulta que no. Que no somos los más malos. Un mosquito, un mísero mosquito nos pasa el trapo. Fíjense, si no:


Tal vez haya llegado el momento de ocuparnos de ellos, necesitaríamos un sistema en que fuera más redituable matar mosquitos que humanos.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...