miércoles, 4 de marzo de 2015

El cartel estaba allí

A mediados de enero pasé por Colonia Sarmiento, un pueblo de unas quince cuadras de largo, mil y pico de habitantes, en el medio de la estepa chubutense y rodeado por dos lagos gigantescos, el Colhué Huapi y el Musters, que lo convierten en un oasis en medio de la sequedad. [Colonia Sarmiento fue fundada por galeses que se instalaron en los únicos tres lugares de Chubut donde hay agua, el valle de Gaiman y Dolavon, Trevelín en la cordillera y los lagos antedichos. Eran gente que sabía lo que hacía]
No pregunten qué hacía yo en Colonia Sarmiento, les voy a decir que iba camino a Río Mayo y tendré que seguir explicando. El tema es que estaba allí. Y también estaba este cartel


Mil habitantes en medio de la estepa, ¿cuántos docentes puede haber? No importa, se organizaron, salieron a la lucha y convencieron a sus vecinos (por lo menos al de este negocio) de que su lucha era justa. 

Y la redacción del cartel es también sugerente. Las luchas gremiales tienen múltiples motivos, salario, despidos, sanciones, etc. Cada lucha de los trabajadores los explicita. Sin embargo acá no es necesario. 
Este comercio no apoya la lucha docente por esto o lo otro, apoya la lucha docente, así, a secas.
Porque la lucha docente (cualquiera sea el motivo circunstancial) es la lucha por la educación pública y esa lucha debe ser apoyada por todos.
El “acuerdo salarial” del 2015 es ruinoso, la implementación de la Nes destruye puestos de trabajo y degrada la educación. 
Organicémonos, convenzamos a la sociedad y salgamos a la lucha.
Así, como en Colonia Sarmiento.


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