Hoy, 17 de marzo, es San Patricio. Patrono de Irlanda.
Excusa para que boliches de medio pelo se hagan los pubs y gente que no sabe
dónde queda Irlanda se emborrache de cerveza
y circule por allí pintada de verde.
Todo se convierte en mercancía en el capitalismo y no se
salvan ni los santos. Lo dijo Marx en el Manifiesto y no es para quejarse: “Todo
lo estamental y estancado se esfuma; todo lo sagrado es profanado, y los
hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de
existencia y sus relaciones recíprocas”.
Pero hay otra mirada posible sobre Irlanda y la sintetizó
bien Marcos Aguinis en su biografía del irlandés Guillermo Brown: El combate perpetuo.
Irlanda ha sido eso: un combate perpetuo contra la
Inglaterra colonial, que justamente inició su expansión territorial con este
territorio (Es cierto que Escocia fue antes pero colonia, lo que se dice
colonia, es decir con un status inferior, la primera fue Irlanda).
Ejemplos:
Guillermo Brown tuvo que emigrar a EEUU con su padre a los
10 años de edad por combatir contra Inglaterra. Cuando llegaron la persona que
tenía que recibirlos con casa y trabajo se había muerto, a los pocos días también
murió el padre de Brown. Quedó solo y en un país extraño y con 10 años. Se hizo
a sí mismo, en el medio las pasó fuleras (no les voy a contar todo el libro) y
terminó viniendo a invertir en el Río de la Plata. Pero justo estábamos en
guerra con España, otra monarquía colonial como Inglaterra. Brown largó todo y
armó la flota militar revolucionaria.
Rodolfo Walsh va a ser recordado seguro en estos días
cercanos al 24 de marzo. Además de su vida y lucha política fue un gran escritor
también de origen irlandés. Un cuento: Irlandeses detrás de un gato. Léanlo. Otra lectura, una historieta del Corto Maltés: Concierto en do menor para arpa y nitroglicerina, de Hugo Pratt.
Más cercano aún: Bobby Sands, el miembro del IRA muerto en
la cárcel de Margaret Thatcher tras ¡66 días de huelga de hambre! en 1981.
Cinco años después los irlandeses celebraban el gol de la “mano de Dios”.
Irlanda: el combate perpetuo
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