Marzo y
paros docentes: una historia repetida dicen en la televisión. No les falta
razón. Hoy hubo paro en la provincia de Buenos Aires y, menos masivo, también
en Capital. Recién mañana se reuniría la paritaria nacional, que teóricamente
por fijar el piso salarial debería ser previa a las demás. Es decir, en el caso
de que la paritaria nacional fijara un piso más elevado que el de las
provincias que acordaron, todo volvería a discutirse.
Pero no es
esto de lo que quiero escribir. Sucede que soy un convencido de que la lucha no
sólo no interrumpe la educación sino que es parte indisoluble de ésta. Frente a
las muchas cosas que se discuten estos días, quisiera hacer algunas
reflexiones:
1.- Los
docentes somos trabajadores. Fue una discusión central en los 70 cuando se
constituyó la Ctera (Central de Trabajadores de la Educación de la República
Argentina). La puja salarial con la patronal es inherente a la condición de
trabajador, independientemente de la tarea que realice.
2.- La
huelga es una herramienta no sólo válida sino también idónea. Así hemos
conseguido y defendido conquistas. Limitar el derecho de huelga, como intenta
hacer el gobierno (proyecto Mariotto, p.ej), es un ataque contra los
trabajadores.
3.- La
escuela no es una guardería de alumnos. El problema de una huelga docente no
consiste en que los padres “no tienen dónde dejar los chicos”. Si eso se
plantea, es porque el estado está utilizando la escuela y a los docentes para
una función asistencial que no es la suya.
4.- Los niños
no son rehenes de los docentes. Docentes, padres y alumnos son rehenes de un
estado que descarga su ajuste sobre la educación.
5.- Bertoldt
Brecht terminaba un poema con la siguiente frase: A cada relato, una pregunta. A
cada porcentaje de “aumento”, una cuenta que desnude la mentira. Los llamados a
la razonabilidad económica de los reclamos siempre provienen de personas cuyos
ingresos son muy superiores a los que se ofrecen.
Las luchas
que emprendí y las que otros libraron antes me enseñaron todo esto.
Mi trabajo es transmitirlo.
Mi trabajo es transmitirlo.
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