domingo, 17 de noviembre de 2013

Modos de ver

Pinturas rupestres, pinturas de miles de años en cuevas poco accesibles. ¿Qué ve un dibujante en ellas? ¿Cómo las piensa en el ahora?
John Berger es además de dibujante, escritor y crítico de arte. Leyendo su libro Sobre el dibujo encontré este párrafo que me brindó una nueva perspectiva. No por nada uno de sus libros más importantes se llama Modos de ver.
Copio el párrafo en cuestión. Léanlo. Deténganse en la frase resaltada. Se trata de volver a ver con otros ojos:
Durante un período relativamente cálido de la última glaciación, el clima de esta región era entre tres y cinco grados más frío que hoy. Las especies arbóreas se limitaban al abedul, el pino rojo y el enebro. Entre las especies de fauna se incluían muchas hoy extintas -mamuts, ciervos gigantes, leones de las cavernas, uros y osos de tres metros de alto- además de renos, íbices, bisontes, rinocerontes y caballos salvajes.
Rinoceronte de la cueva de Chauvet
La población humana era escasa y estaba compuesta de pequeños grupos de cazadores y recolectores nómades. Los paleontólogos le han dado el nombre de Cro Magnon, un término que en un principio distancia,
[en la Argentina el término tomó desde el 2004 otra connotación, pero...es otra historia] pero la distancia entre ellos y nosotros puede ser más pequeña de lo que creemos. No existían ni la agricultura ni la metalurgia, pero sí la elaboración de joyas y la música. La esperanza media de vida eran veinticinco años.

La necesidad de compañía de los vivos era la misma. La respuesta del Cro Magnon al "¿quiénes somos?" -la primera pregunta, la eterna pregunta humana- era, sin embargo, distinta. Los nómades eran conscientes de ser una minoría entre una población animal que los superaba abrumadoramente. No habían surgido en un planeta, sino que habían nacido en el seno de la vida animal. No eran ellos quienes guardaban y poseían a los animales: los dueños del mundo y del universo ilimitado que se extendía a su alrededor eran los animales. Detrás de cada nuevo horizonte había más animales. 
John Berger, dibujo de un rinoceronte de la
cueva de Chauvet
Y al mismo tiempo eran distintos de los animales. Podían hacer fuego y, por consiguiente, tenían luz en la oscuridad. Podían matar desde lejos. Tenían la capacidad para elaborar muchas cosas con las manos. Se construían tiendas que sustentaban con huesos de mamut. Podían hablar. (Quizá también los animales.) Podían contar. Transportar agua. Su forma de morir era distinta. Estos privilegios con respecto a los animales eran posibles porque estaban en minoría, y como tal minoría, los animales se los permitían.










 [Debo la lectura del libro de John Berger al obsequio de la bibliotecaria de la Falcone, Nancy Yulán cuyo amor por los libros incluye el regalarlos. Un dato más: la película La caverna de los sueños olvidados, de Werner Herzog, retrata la cueva de Chauvet, imperdible]

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