Se cumplieron ayer 100 años del
mayor acto de cordura de la humanidad: la revolución rusa. ¿Cordura? Sí, de eso
se trata. La cordura de terminar con un régimen de explotación y alienación del
hombre. La cordura de transformar la realidad antes de que ella nos destruya.
Se han publicado numerosos artículos (la mayoría escritos por gente que
preferiría que no hubiera pasado) explicando, entre otras cosas, como fue el
impacto de la revolución de octubre en su momento.
Uno puede leer y tratar de comprender ese impacto. A mí una experiencia
me ayudó y por eso se las relataré.
Mediados de la década del ’80. Empieza a hacerse notoria la crisis en
los países “detrás de la cortina de hierro”. Acá, acabábamos de salir de una
dictadura sangrienta.
Una tarde soleada. Me siento a hacer tiempo en el bar La Academia y
abro Prensa Obrera. Disfruto de esa libertad tan duramente conseguida, el poder
leer lo que se quiera donde se quiera.
Un viejo se me acerca. Elegante pero con un estilo antiguo, un traje príncipe de gales marrón oscuro que le baila
por encima de su cuerpo enjuto. Me mira, mira mi lectura y me dice:
- Yo también soy comunista
Le pregunto por qué lo es, quiero saber que lo llevó a abrazar las que
son también mis ideas.
Me responde: -Llegaban noticias de Europa. ¡Habíamos tomado el poder!
¡gobernábamos!
Y se le llenan los ojos de lágrimas, como a mí.
1 comentario:
A proposito de la Revolusión Rusa hice este modesto disco, ojalá te guste!
https://belek.bandcamp.com/album/lbum-rojo-disco-conceptual-por-entregas
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