lunes, 6 de octubre de 2014

El último aventurero

Para aquéllos que tenemos entre cincuenta y sesenta años Thor Heyerdahl representa, casi con seguridad, el último aventurero.
En un siglo en el que la tecnología se ha convertido en una cuestión cotidiana y la gente usa un gps para ir a comprar las medialunas la idea de un grupo de siete personas navegando desde América a la Polinesia en una simple balsa de troncos para probar una teoría científica parece delirante.
Hace cien años nacía en Noruega Thor Heyerdahl. Sus veintipico de años coincidieron con la etapa de discusiones más fuertes sobre el origen del hombre americano. La tesis del origen asiático del mismo defendida por estudiosos norteamericanos [que de paso se garantizaban la antigüedad máxima de los americanos en sus tierras] era discutida desde la lingüística por antropólogos como Paul Rivet que señalaban un posible origen melanesio.
La hipótesis asiática planteaba un ingreso por el puente de Beringia, una zona entre Siberia y Alaska, hoy sumergida, que en épocas glaciares había permitido el paso de presas y predadores (entre ellos el hombre).
Pero la hipótesis de un contacto marítimo era mucho más difícil. La distancia a recorrer desde la Polinesia a Perú es de unos 7000 km.
En la década del ’40 Heyerdahl invirtió el planteo y señaló, frente a las evidencias de posibles contactos, que la Polinesia habría sido poblada desde América. Y para probarlo (o mejor dicho para probar que no era imposible) se dispuso a navegar esos 7000 km en una balsa construida según los materiales y la tecnología americana precolombina.
La Kon Tiki, en su museo noruego 
Una balsa de 12 por 5 metros, con siete personas atravesando el océano.
En 1947 partió del puerto del Callao y cien días después llegaba a la Polinesia.





No había probado el poblamiento polinésico, simplemente que hay menos cosas imposibles que las que imaginamos.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...