lunes, 9 de marzo de 2009

Lenin y la Biblioteca

Octubre de 1917, se conmueve el mundo. En el imperio de los zares, en el país más grande del mundo, donde conviven ciento cincuenta millones de personas, cientos de idiomas y costumbres, surge un gobierno de obreros y campesinos. Ya nada será igual. En Petrogrado Lenin comienza a diseñar el nuevo estado. Todo está por hacerse, la guerra ha dejado exhaustos al país y sus habitantes. Hay que organizar la producción, la distribución de alimentos, el comercio, las comunicaciones, la salud, todo.
Y hay que ponerse prioridades, ¿por dónde empezar? ¡Son tantos los reclamos y las necesidades pendientes!
Uno de los primeros decretos puede darnos una pista.
Lenin señala: Para participar en la revolución de una manera racional con sensatez y éxito es necesario estudiar.
Diagnostica: A consecuencia del menoscabo de la instrucción pública por el zarismo a lo largo de muchos años, el servicio de bibliotecas en Petrogrado está organizado malísimamente.
Y resuelve:
Hay que efectuar sin demora y obligatoriamente las siguientes transformaciones fundamentales, partiendo de los principios que se aplican desde hace ya mucho en los Estados libres de Occidente, sobre todo en Suiza y en los Estados Unidos de América del Norte:
1) La Biblioteca Pública (antigua Biblioteca Imperial) debe pasar inmediatamente al intercambio de libros, tanto con todas las bibliotecas públicas y del Estado en Petrogrado y su provincia como con las bibliotecas extranjeras (de Finlandia, Suiza, etcétera).
2) El envío de libros de una biblioteca a otra debe ser declarado gratuito por medio de una ley.
3) La sala de lectura de la biblioteca debe estar abierta, como se hace en los países cultos en las bibliotecas y salas de lectura privadas para los ricos, sin exceptuar los domingos y días festivos, desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche.
4) Debe trasladarse sin dilación a la Biblioteca Publica el número necesario de empleados de los departamentos del Ministerio de Instrucción Pública (ampliando el trabajo femenino en vista de la necesidad de hombres para la guerra), departamentos en los que el 90 por 100 del personal se dedica a un trabajo no solo inútil, sino perjudicial.

Escrito en noviembre de 1917, prioridades son prioridades.

2 comentarios:

Aldi dijo...

Ja!. Iba a comentarte, cuando lo nombraste en la charla sobre el TEG, que con tomi, y unos amigos más, fuimos a verlo al manu chao.

¡Qué bueno reencontrarse!

Juan Pablo Bermúdez dijo...

Supongo que también es un buen ejemplo de las intencionalidades en el tiempo: Stalin dijo, cuando fue su momento en la historia, que "la educación es un arma cuyos efectos dependen de a quién se le apunte", algo así. No me provoque usté ahora, Profesor.

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