martes, 28 de agosto de 2012

La gente lee (V)


Bajo el título Tesoros hallados en la Biblioteca del Maestro, el escritor Guillermo Martínez publicó hace unos días la nota que sigue en Clarín. Léanla. Y tengan en cuenta una de las más hermosas bibliotecas de Buenos Aires, la biblioteca del Maestro. La mayoría la conoce del lado de afuera, ya que está en el Palacio Pizzurno, el mismo edificio del Ministerio Nacional de Educación, sitio tradicional de reclamos. El adentro vale también la pena. 
Acá va la nota: 
"Por una derivación imprevista de una novela que escribo, quise leer las investigaciones de Jean Piaget sobre la formación de la inteligencia en los niños. ¿Dónde encontrar sus libros, que son decenas y decenas, medianamente reunidos, para seguir la pista que me interesaba? El oráculo de internet, interrogado, señaló de inmediato la Biblioteca del Maestro, con 76 títulos.
Allí fui y con sólo mostrar mi documento me fue franqueada la entrada al santuario. No diré nada sobre la serena majestad de esta biblioteca, porque ya lo dijo todo Borges en el prólogo de El Hacedor. Todavía, en un tiempo conservado mágicamente, “se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas”.
En un anaquel de un entrepiso, pacientemente ordenados por un bibliotecario longevo, o quizá por generaciones de bibliotecarios, estaban todos los libros que buscaba. Los fui llevando de tres en tres a una de las mesas. Pasaron las horas, y cuando fui a devolverlos me salió al paso, dejado junto a mi pila por algún otro lector, como una clave que no debía desatender, un libro de una belleza imperiosa: Las maestras de Sarmiento. Leí hasta que se hizo de noche esa historia al borde de lo fantástico, con heroínas y mártires, y con algo de tragicomedia, que cuenta con rigor y sutileza Julio Crespo. El pequeño milagro que acababa de experimentar: que aún exista una biblioteca así, que hubiera encontrado reunidos los libros de un autor suizo a lo largo de un siglo, dependía, comprendí entonces, de otra serie de prodigios: que un hombre de nuestro país en guerra concibiera la idea de que el principio de todo era la educación de los niños. Que se hubiera encontrado en un viaje con Horace Mann y su esposa Mary Peabody, los pioneros infatigables de la educación pública en los Estados Unidos. Que al llegar a la presidencia ese hombre no se olvidara de aquella primera convicción y luchara por traer el grupo inicial de maestras norteamericanas para fundar la educación pública.
Sarmiento, Mann, Peabody, Piaget. El milagro ininterrumpido."

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...