lunes, 18 de octubre de 2010







Esta vez tardé en volver a escribir, no es que faltaran temas, faltaba que uno se impusiera de tal manera que se hiciera imposible dejarlo pasar.
Lo del sábado de Clarín Rural fue demasiado, es que las palabras tienen algún valor y su uso no es impune.
A principios de siglo los peones rurales de la Patagonia fueron a la huelga para defender sus salarios y condiciones de trabajo. Que los patrones pagaran en dinero y no en vales, que la comida fuera caliente, que no se lucrara con las velas, un insumo imprescindible en días cortos y noches largas. Los fusilamientos de trabajadores fueron la respuesta del gobierno del "democrático" Yrigoyen.
El primero que relató los hechos fue un gallego, José Luis Borrero que tituló su libro "La Patagonia Trágica". En los 70 Osvaldo Bayer sacó nuevamente el tema a la luz y la película que se basó en su obra se llamó "La Patagonia Rebelde". Eran otras épocas, las palabras tienen valor y se imponía destacar la rebeldía más que la tragedia.
¿Y cuál es la "Patagonia rebelde" de la que habla Clarín hoy? Parece que los ganaderos patagónicos están obteniendo mejores rindes económicos combinando agricultura con ganadería. Aprovechando mejor los oasis forrajeros con nuevas tecnologías. Va de suyo que estos mejores rindes no se traducirán en más salarios para los trabajadores que los hacen posibles.
¿De qué "rebeldía" nos hablan? Están viendo cómo ganan más plata, cuentan su "tarasca" ante nuestros ojos pero llorarán miseria cuando pidamos un aumento.
Las palabras tienen un valor, son unos miserables.


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