Héctor Oesterheld escribió hacia 1957 “la” historieta nacional:
El Eternauta. En plena revolución libertadora o fusiladora (según quien la
denominara) contó la historia de una invasión extraterrestre que ataca Buenos
Aires y la resistencia humana: una metáfora de la lucha contra el golpe. En ella, Oesterheld plasmó su idea de
heroísmo: “El héroe verdadero de El
Eternauta es el héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así mi sentir íntimo:
el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe
solo”.
Oesterheld reincidió dos veces más con su personaje.
Hacia 1969, armó una segunda parte. La época era diferente,
de la resistencia peronista a la crisis del stalinismo a nivel mundial y el
surgimiento del clasismo en la Argentina del Cordobazo. Consecuentemente en la historieta
apareció el imperialismo: había humanos resistentes y los había entregadores
aliados al invasor.
Volvió a la carga en 1976. Entró en Montoneros y pasó a la
clandestinidad desde donde mandaba sus guiones. Juan Salvo, el Eternauta, ya no
era uno más. Había cambiado el héroe. Los miembros del pueblo son claramente
inferiores a él, que posee poderes especiales.
Oesterheld fue secuestrado en el 77 y “desapareció” junto a
sus hijas. Pero en el 2010 alguien desempolvó su “héroe” y tuvimos al
“Nestornauta”. El héroe conservaba sólo el traje original, su cara tras la
escafandra era la del expresidente y su “poder” consistía en “hablarle a la
juventud”.
Los héroes comparten con los dioses su origen humano y por
tanto, como hemos visto, modificable
históricamente. Por eso el otro día temí haber encontrado la continuación de la
saga: Súper Gómez. Lo ví en la revista de la Jefatura de Gabinete, páginas 72 y
73 para ser más exactos. ¿Y por qué la jefatura de gabinete publica en su revista una historieta pedorra? ¡Ah, bueno! Este posteo tiene sus limitaciones.
Sigamos. Acá ya se acabó Oesterheld, el héroe es un súper héroe al
estilo yanqui pero su vestimenta semeja la de los pibes disfrazados que vemos en el
Trencito de la Alegría recorriendo las playas. Recibe “directivas” (¡subordinación
y valor!) de una jarra de cerámica, lucha contra un burócrata gris que cajonea
expedientes (¡con enemigos así, otra que extraterrestres o imperialistas!) y su
acompañante es un perro al estilo de pichichus (véase Hijitus, por García Ferré).
Su poder reestatizante y sus rayos ultrafederalisticos conviene dejarlos para
un análisis más serio, si ello fuera posible.
Con súper héroes así, ¿Quién podrá defendernos?
3 comentarios:
juan salvo es el ciudadano frente a la masa, el individuo frente al montón.. el que no se deja llevar por la corriente sino que se pregunta ¿por que voy a hacer lo que la masa hace? podría ser un rosseau, podría ser un sartre.
Cuando el coronel juan domingo cangallo imaginó su "proyecto nacional y popular", lo hizo desde sus límites mentales, que terminaban en la reja del cuartel . Una sociedad no es de iguales, la sociedad es jerárquica y la jerarquía es de tres niveles.. oficiales, suboficiales y soldados, o sea "ellos", "manos" y "hombres robot". por supuesto que los beneficios de la jerarquía son distintos, en el partido peronista están los gobernadores de provincias y binomios presidenciales, que son milonarios, por ende "oficiales", los sindicalistas y dirigentes barriales, con salarios de 15.000 pesos o "ellos", que son os que controlan a "la tropa" y esta está formada por los "hombres robot", que tienen que obedecer lo que se les dice so pena de perder su plan social..
Frente a ellos, juan salvo, el ciudadano republicano, sólo pero nunca vencido, sin miedo y sin descanso nos propone siempre resistir
¡Ah Noriega! Reconozco que su exégesis "arina" del Eternauta me ha tomado de sorpresa. Le diré que no la comparto, intuyo que en su afán pro-república fuerza demasiado el texto.
En otro orden de cosas, el mismo Oesterheld se desmarca en la última etapa de Sartre criticando su famosa frase "el infierno son los demás".
Así es, discutir a Sartre en una historieta. Oesterheld lo hizo
¡Ah Noriega! Reconozco que su exégesis "arina" del Eternauta me ha tomado de sorpresa. Le diré que no la comparto, intuyo que en su afán pro-república fuerza demasiado el texto.
En otro orden de cosas, el mismo Oesterheld se desmarca en la última etapa de Sartre criticando su famosa frase "el infierno son los demás".
Así es, discutir a Sartre en una historieta. Oesterheld lo hizo
Publicar un comentario