1848, una imponente insurrección en París derroca al rey Luis
Felipe de Orleáns e instaura la Segunda República. Una ola de revoluciones sacude Europa. Pero la Segunda República
tendrá corta vida. Tres años después Luis Bonaparte, sobrino de Napoléon, da un
golpe de estado y terminará restaurando el imperio.
¿Qué quedó de la Segunda República? Una de las cosas fue el
temor de la alta burguesía a las barricadas y piquetes con que estudiantes y trabajadores
parisinos habían bloqueado las calles de París en 1848. Por eso una de las
primeras medidas del Imperio será encomendar al Barón de Haussmann un plan de
rediseño de París que la vuelva más moderna y permita, cosa fundamental, que
los ejércitos puedan moverse con comodidad en grandes avenidas y reprimir más
fácilmente. Lo sufrieron los obreros de la Comuna en 1871.
A riesgo de no ser original diré: Haussmann lo hizo. Y París
cambió para siempre. Desapareció la ciudad medieval y dio paso a la
moderna. La clase obrera marchó
expulsada a los suburbios y el centro de París, valorizado, fue para las
residencias burguesas.
Pero este posteo no trata ni de Luis Felipe, ni de Luis
Bonaparte, ni siquiera del Barón de Haussmann.

No es poco.
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