Hugo Curto (intendente de Tres de febrero, después
ampliaremos) se sacó una linda foto con chaleco antibalas y flanqueado por dos
policías sonrientes. Además declaró:
Tengo un arma y sé usarla, todo el mundo anda armado y otras expresiones
poéticas.
Aclaración: Algunos medios se están haciendo un
picnic. De los “derechos humanos” y el “vatayón militante”, a Berni, Marambio
en el Penitenciario, Granados en seguridad
de la provincia, Insaurralde criminalizando pibes y ahora Huguito
jugando a Charlton Heston. Va de suyo que la mayoría de los que hablan y
critican no están ni estuvieron preocupados nunca por los “derechos humanos” y
que simplemente aprovechan la volada. Pero mi ángulo es otro y no voy a perder
tiempo disculpándome porque los impresentables aprovechan.
Vayamos por partes: Hugo Curto no es Charlton
Heston. No es un republicano recalcitrante gritando el derecho de todo
estadounidense wasp (White, anglosaxon,protestant) a armarse en defensa de su
propiedad (de seguro amenazada por algún negro, hispano o musulmán)
Hugo Curto es un burócrata sindical, matón
personalmente por lo menos desde el 73 (Ezeiza) y luego, al escalar, en forma
vicaria (es decir mandando a otros por él).
Fue parte del burocrático y asesino aparato de la UOM que sirvió de base
a la Triple A, tesorero de su gremio, y mandamás de Tres de Febrero desde hace
veinte años.
Cuando Curto
quiere andar armado piensa en su patota sindical, en el mecanismo de
intimidación que les permitió a los Miguel, los Cavalieri, los Pedraza, mantenerse
en el poder.
Cuando Curto habla de inseguridad habla de
represión, de bajar la edad de imputabilidad, de “acá se acabó la joda”, como
dijo su mentor José Ignacio Rucci allá por el ’73.
Por eso algo se tiene que haber roto cuando el
hermano de Mariano Ferreyra encabeza la lista de candidatos de los Curto en Capital y la
dirigente de una agrupación que lleva el nombre de un asesinado por el gatillo
fácil lo acompaña.
No es un posteo por el día del maestro, o tal vez
sí.
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