Terminar el colegio es fuente de alegrías. Motivo de farra. Jolgorio y cotillón. Nos pintamos la cara, jugamos con agua, hacemos un pozo en el parque más cercano y nos embarramos de lo lindo o…travestimos a San Martín.
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San Martín travestido. Atrás milico sonriente |
¡Epa! Y justo en Mendoza, provincia conservadora y sanmartiniana si las
hay. Y justo en el Liceo Militar. Lo mínimo que se propuso fue la baja
deshonrosa de los egresados más los docentes que participaron y los directivos
que lo permitieron.
¿Es para tanto? No sé y ni siquiera sé si importa saberlo. Tal vez
habría que pensar qué hace la escuela para que irse produzca tanta alegría. Por
qué usamos la hermosa palabra “libre” cuando un alumno supera las faltas
permitidas y no lo dejamos venir más.
El tema que debería preocuparnos es la utilización del travestismo como burla
(en el caso de los alumnos) y como ofensa (en el caso de los indignados). Los políticamente correctos dicen que sobre
eso se está trabajando.
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San Martín pecho inflado y marcial a pesar del delantal frente al capitán realista con peluca rubia, collar y aros de perlas |
Pero miro a
Zamba en la tv pública y su caricatura del capitán realista, eterno enemigo del
San Martín a la Clark Kent, y pienso que
no.
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