domingo, 25 de noviembre de 2012

Etimológicas

El conocimiento se mueve a partir de preguntas. De la correcta formulación de las mismas depende las más de las veces el resultado de una investigación.
¿Y quiénes preguntan? Los que quieren saber, los que poseen el deseo de averiguar el mundo y sus adyacencias. Uno de los suburbios del cosmos que más me atrae es el lenguaje.  Y hace unos días, alguien disparó la pregunta.
Era media mañana, sala de profesores en la Falcone, tiempo muerto que Bermúdez, Marito y yo aprovechamos tomando mate. Se había sumado momentáneamente a la ronda Luna, de 5to 3ra. Y de ella provino la duda:
¿Por qué decimos por ende? ¿De dónde viene?
Los docentes nos miramos, reconocimos nuestro desconocimiento, sabíamos utilizar la expresión (por consiguiente, por lo tanto) pero no imaginábamos su origen.
Una vez en casa empecé a buscar. El inicio clásico de la etimología castellana es el latín (algunos extremistas dicen que el castellano no es más que la corrupción ibérica de la lengua del imperio romano).
¿Qué encontré?
 Inde es un adverbio latino de lugar que indica procedencia, de allí, de allá, y por extensión de causa, por ello, por esto. Con este significado pasó al castellano cambiando su inicial I por E.
Ende también aparece en  allende (de allá) y en el ya no usado aquende (de acá)
Este adverbio inde comparte una raíz común (nd) con otro adverbio latino de lugar unde, de dónde. (las raíces de las palabras o lexemas son la base de sentido de una palabra a partir de la cual derivan las demás, recuerden cuando hacían familia de palabras en la primaria)
A partir de de + unde el castellano formó donde.  Como el Imperio Romano era eso, un imperio, llevó su idioma a media Europa:  con de + inde,  el inglés formó then que conocemos más con su significado de tiempo (entonces) pero también es por consiguiente o …por ende.
Los caminos del idioma son interesantes y la duda es lo que dispara el conocimiento. Gracias Luna.

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