La historia impuso, impiadosamente, un 16 (de setiembre) como el día del estudiante secundario. Un homenaje alejado del júbilo generalmente asociado con la juventud, un homenaje a luchas y caídos.
Otro 16 es motivo de discusión, ¿es la edad conveniente para votar? Parecería cínico retacearle ese derecho a jóvenes a los que sin embargo se consideró tan peligrosos como para hacerlos desaparecer. A jóvenes que hoy siguen siendo el blanco preferido de los gatillo fácil, a jóvenes que nutren las columnas de las marchas frente a cada injusticia.
Franca Jarach ya tenía edad suficiente ( 18 años y medio) para votar cuando la secuestraron un 25 de julio de 1976. Probablemente un mes después fue arrojada al Río de la Plata.
Franca fue la abanderada de mi promoción del secundario, abanderada y compañera, abanderada y militante, abanderada y dirigente, abanderada y poeta.
Algunos lápices no pudieron seguir escribiendo pero su recuerdo y lo que escribieron permanecen. Léanlo.
Y recuérdenla.
Yo creo que te gusta la historia, como me gustaba a mí cuando tenía tu edad, porque se refiere a los hombres vivos, y todo lo que se refiere a los hombres, a cuantos más hombres sea posible, a todos los hombres del mundo en cuanto se unen entre ellos en sociedad y trabajan y luchan y se mejoran a sí mismos, no puede no gustarte más que cualquier otra cosa. Antonio Gramsci
lunes, 17 de septiembre de 2012
sábado, 15 de septiembre de 2012
Héroes y súper héroes
Héctor Oesterheld escribió hacia 1957 “la” historieta nacional:
El Eternauta. En plena revolución libertadora o fusiladora (según quien la
denominara) contó la historia de una invasión extraterrestre que ataca Buenos
Aires y la resistencia humana: una metáfora de la lucha contra el golpe. En ella, Oesterheld plasmó su idea de
heroísmo: “El héroe verdadero de El
Eternauta es el héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así mi sentir íntimo:
el único héroe válido es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe
solo”.
Oesterheld reincidió dos veces más con su personaje.
Hacia 1969, armó una segunda parte. La época era diferente,
de la resistencia peronista a la crisis del stalinismo a nivel mundial y el
surgimiento del clasismo en la Argentina del Cordobazo. Consecuentemente en la historieta
apareció el imperialismo: había humanos resistentes y los había entregadores
aliados al invasor.
Volvió a la carga en 1976. Entró en Montoneros y pasó a la
clandestinidad desde donde mandaba sus guiones. Juan Salvo, el Eternauta, ya no
era uno más. Había cambiado el héroe. Los miembros del pueblo son claramente
inferiores a él, que posee poderes especiales.
Oesterheld fue secuestrado en el 77 y “desapareció” junto a
sus hijas. Pero en el 2010 alguien desempolvó su “héroe” y tuvimos al
“Nestornauta”. El héroe conservaba sólo el traje original, su cara tras la
escafandra era la del expresidente y su “poder” consistía en “hablarle a la
juventud”.
Los héroes comparten con los dioses su origen humano y por
tanto, como hemos visto, modificable
históricamente. Por eso el otro día temí haber encontrado la continuación de la
saga: Súper Gómez. Lo ví en la revista de la Jefatura de Gabinete, páginas 72 y
73 para ser más exactos. ¿Y por qué la jefatura de gabinete publica en su revista una historieta pedorra? ¡Ah, bueno! Este posteo tiene sus limitaciones.
Sigamos. Acá ya se acabó Oesterheld, el héroe es un súper héroe al
estilo yanqui pero su vestimenta semeja la de los pibes disfrazados que vemos en el
Trencito de la Alegría recorriendo las playas. Recibe “directivas” (¡subordinación
y valor!) de una jarra de cerámica, lucha contra un burócrata gris que cajonea
expedientes (¡con enemigos así, otra que extraterrestres o imperialistas!) y su
acompañante es un perro al estilo de pichichus (véase Hijitus, por García Ferré).
Su poder reestatizante y sus rayos ultrafederalisticos conviene dejarlos para
un análisis más serio, si ello fuera posible.
Con súper héroes así, ¿Quién podrá defendernos?
jueves, 13 de septiembre de 2012
13 de septiembre: día del bibliotecario
Hay bibliotecarios que salen a buscar lectores, que los
persiguen blandiendo libros en sus manos. Que cargan mochilas, o burros o
coches con libros y marchan.
Hay otros que esperan. Que mantienen sus tesoros
ordenados y listos, como un escudero las
armas de su señor.
Todos están convencidos de que cumplen una función central.
En realidad, que los libros la cumplen y ellos están ahí para garantizarlo.
Que, como decía el lema de la primera biblioteca pública de la que fui socio
(la Mariano Moreno de Bernal) hay que “llevar el saber a todos los ámbitos del pueblo”.
Hay bibliotecarios que luchan. ¿Contra qué?
Contra la
censura, cuando se piden listas de qué libros se leen o se prohíben libros, contra
la destrucción de las bibliotecas, contra los recortes de presupuesto, contra
todo lo que impida o dificulte el acceso a los libros.
Hay bibliotecarios que nos guían en la maraña de libros. Que
nos ayudan a encontrar aquello que no sabemos que buscamos. Y también hay
bibliotecarios que piden silencio.
Por suerte, hay bibliotecarios.
martes, 4 de septiembre de 2012
Par l’argent dance le monier
Alguna vez con un grupete de colegas nos adelantamos a
Roberto Kennedy y tuvimos nuestro propio “inglés de mierda”: en el caso del
título por ejemplo podemos leer el conocido refrán “por la plata baila el mono”
en una versión bizarra del francés, el “marsellés” (puede verse otro ejemplo aquí ).
Les cuento a qué viene el introito.
![]() |
Santilli, bajo la bandera roja con la estrella de cinco puntas y la mirada de Ho Chi Minh |
Ho Chi Minh (1890-1969) fue un revolucionario vietnamita, “el”
revolucionario vietnamita para ser más exactos. Empezó temprano, a los 22 años
ya estaba estudiando en Francia (Indochina –luego Vietnam- era colonia francesa)
y militando en el socialismo. Con la revolución rusa (1917) rompió con la
socialdemocracia y participó de la fundación del Partido Comunista de Francia.
Volvió a su país para independizarlo mediante una revolución socialista. Su
vida la pasó entre el exilio, las prisiones (torturas incluidas) o la
militancia, clandestina y armada las más veces.
Luchó contra Japón, contra Francia y contra EEUU. Venció, junto a su pueblo, a todos y
se convirtió en el primer presidente de su país.
No parece un ejemplo de “pro”. En una época en que desde el
gobierno de la ciudad se insta a la delación de estudiantes y docentes por “promover
visiones disvaliosas de las autoridades”, la figura de Ho Chi Minh debería resultarles
brutalmente revulsiva. El “Nestornauta” a su lado es un “buen vecino”.
Y sin embargo, Mauricio Macri decidió homenajear a Ho Chi
Minh en Buenos Aires. No pudo ir personalmente pero en la foto podemos verlo a
su ministro Santilli inaugurando el busto del revolucionario vietnamita.
Parece raro ¿no? Bueno, eso hasta que se lee la gacetilla dela embajada de Vietnam sobre la intensa y fructífera visita de Macri a Vietnam.
Par l’argent dance le monier, mes amis
domingo, 2 de septiembre de 2012
Una vocación nacional
Hoy, 2 de setiembre, se celebra el Día de la Industria. Algunos fueron
hasta Río Gallegos a agradecerle al extinto presidente Néstor Kirchner su papel
en la reactivación de la industria nacional.
¿Kirchner lo hizo? Sí. Básicamente esa "reactivación" se basó
en la recomposición del papel del estado después del Argentinazo. Dicha
recomposición permitió a su vez:
a) producir una importante transferencia de recursos de un agro con
ganancias extraordinarias a la burguesía industrial y
b) el subsidio a las empresas (transporte, energía, etc) que posibilitó
a su vez el pago de salarios industriales (y estatales y...etc) más bajos que
sin los subsidios.
No extraña entonces el reconocimiento.
Lo interesante es que los
industriales sigan celebrando el 2 de setiembre como si nada.
Me explico: Un 2 de setiembre pero de 1587 se realizó desde Santa María
de los Buenos Ayres la primera exportación "industrial" de la
"Argentina". ¿A qué vienen las comillas? A que la mencionada
"industria" eran tejidos artesanales propios de la etapa
precapitalista y que la "Argentina" era todavía parte del Virreinato
del Perú.
Pero no acaba acá la cosa, parte de esos tejidos escondían una
mercadería más brillante: mil y quince marcos de plata blanca y
treintinueve marcos de oro de ocho onzas más trescientos setenta pesos de oro
de 22 quilates y dos cadenas que pesaron ciento y noventa y cinco pesos y quince
marcos de plata labrada.
Sucede que los particulares no podían exportar metales preciosos. El cargamento
era contrabando realizado por el obispo de Tucumán Francisco de Vitoria con
destino a Brasil, donde el sacerdote se abastecería de unos cuantos negros
esclavos.
¿Cómo podía el obispo lograrlo? Amigos en la Audiencia de Charcas y en
España donde su labor como inquisidor le había abierto puertas (y aduanas,
parece).
Bonita efeméride la de la industria nacional: un obispo negrero, coimero e inquisidor; autoridades
que miran para otro lado, contrabando,... una vocación que continúa.
¿Y cómo terminó la historia?
Thomas Cavendish, pirata inglés,
interceptó el barco y se quedó con las mercaderías y esclavos que el obispo
había comprado.
Los ingleses también tienen vocación.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)