Ayer mi hijo menor fue a la vigilia de Puente Pueyrredón. Le indiqué un
camino rápido: con el 12 hasta su terminal en Puentecito y luego atravesando el
Riachuelo por el Pueyrredón Viejo.
[Digresión para los que no entienden a los padres: Mi hijo iba a una
vigilia por el asesinato de dos jóvenes y a mí me preocupaba que no se apartara
de un camino más o menos seguro entre las oscuras calles de Barracas]
Juan tenía 9 años cuando asesinaron a Maximiliano Kosteki y a Darío
Santillán, 15 cuando Fuentealba y 18 con Mariano Ferreyra.
A Santiago Pampillón lo mataron cuando yo tenía 7, a Jorge Fischer y
Miguel A.Bufano a días de mi cumpleaños número dieciséis, con 17 me tocó el 76.
Cada generación va dejando jirones en su lucha, todas enfrentamos la
misma impunidad.
Lo han visto a Poblete, el asesino de Fuentealba, caminando por las calles de Zapala. Al
comisario Fanchiotti lo quieren pasar al régimen de “cárcel abierta”, con
Pedraza se usan todas las chicanas judiciales posibles para salvarlo.
Poblete, Fanchiotti, Pedraza ya han sido usados pero el mensaje de su
impunidad posible es fundamental para los represores que esperan su turno.
Las distintas generaciones lo tenemos claro
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