La semana pasada el gobierno de la Ciudad me regaló dos libros, eso sí repitió el regalo en –hasta ahora- tres de los colegios en los que trabajo, es decir ya llevo 6, tres de cada uno.
El segundo es el Estatuto del Docente. La ley que rige nuestra actividad en el país. Un estatuto que contiene buena parte de los derechos de los docentes como trabajadores. Un estatuto que costó conseguir: mi vieja, que participó en esa lucha en 1957/1958 me contaba que debieron recurrir a métodos que luego olvidamos y que eran ( y son todavía) impensables para un gremio “educado”: huelgas con piquetes de maestros en las puertas de las escuelas, nada de “el que quiere trabaja”, “la huelga es una decisión personal” o cosas por el estilo. Si decidimos no trabajar, no entra nadie.
No debería quejarme del regalo, pero…todavía no sé si es una burla, una provocación o una combinación de inoportunismo con las anteriores. Sucede que el gobierno acaba de mandar a la Legislatura un proyecto ¡que anula una de las conquistas fundamentales del Estatuto! No debería asombrarnos: de Onganía para acá (incluyendo a Menem y De la Rúa) los sucesivos gobiernos han intentado anular, derogar, cercenar, mutilar, modificar (y cuanto verbo indique restricción) el Estatuto.
Esta vez avanzan sobre las Juntas de Clasificación y Disciplina, órganos colegiados docentes electos por voto de los mismos que se ocupan de la clasificación, titularización, ascensos y sumarios docentes. La eliminación de las Juntas dejaría en manos del gobierno de turno todos estos temas.
Tampoco es para el asombro: el gobierno está reglamentando también la formación de los centros de estudiantes: cuándo pueden hacer las elecciones, cuántos representantes deben tener, cómo deben relacionarse con las autoridades, etc.
Mañana habrá paro, todos los sindicatos lo han convocado. Pero así cómo uno no debe pensar que los derechos que consiguió una vez ya están para siempre, tampoco puede confiarse de los aliados ocasionales. La eliminación de las Juntas cercena derechos pero también prebendas para aquellos que quieran aprovecharlas. La cooptación del estado es permanente (todos los miembros electos de Junta cobran por su trabajo un plus salarial), más allá del gobierno que esté. Hoy todos nos sentimos afectados, pero unos por unas cosas y otros por otras.
Mañana marcharemos juntos con miembros de sindicatos que siguen siendo funcionarios del gobierno de Macri (Roberto Angrisani, de UDA, redactor del memorándum que judicializaba las tomas estudiantiles, p.ej) o representantes del gobierno nacional (Tito Nenna, legislador porteño) que reprimió la protesta de los docentes de Santa Cruz con carros hidrantes.
Mañana haremos paro y nos movilizaremos. Mañana y pasado y pasado deberemos tener en claro con quiénes contamos.
1 comentario:
Acuerdo contigo Pablo,tenemos que estar en la calle otra vez dándo la pelea pero sin dejar de tener claro que muchos de los burócratas que mañana estarán subidos a nuestra lucha son los responsables de que nuestro sector esté tan vulnerado.
-por otra parte tenemos esa característica que nos mata ser a veces tan individualistas y no comprender que somos una clase asalariada,hambreada y explotada;y nos cuenta unirnos,golpear como un solo puño ante el ataque de la derecha y la hipocresía de este gobierno trinfalista que se llena de discursos pero en los hechos desprecia nuestro rol social.
-ojalá votemos con conciencia de clase y entendamos que necesitamos sindicatos que defiendan nuestros intereses y tengan a los trabajadores de la escuela en sus direcciones garantizándo la dignidad de nuestras conquistas históricas,como te lo contó tu madre!
un abrazo y mañana estamos parando y marchando!
NANCY
Publicar un comentario