lunes, 29 de abril de 2013

La gente hace cosas raras


Es así. La gente hace cosas raras. En la Falcone, por ejemplo, se les ha dado por circular por los pasillos con tubos gigantes ornados de grullas u hojas otoñales. El objetivo confeso que anima a dichas personas es atrapar algún incauto y “susurrarle” a dúo. Lo pueden ver en la foto al profesor Lucero en ese trance.
Debo decir que yo también caí en sus redes. Se me ofreció, cual condenado, elegir a ciegas un texto y luego…el susurro.
Resulta  imposible entrecerrar los oídos como si fueran ojos, pero la sensación es similar, palabras que se deslizan como barcos en la bruma. 
Y no está mal que en un lugar en el que uno lucha porque las cosas sean claras a veces se deje llevar por la sugestión de  voces lejanas.
Susurradores, gente que hace de la palabra un juego, que le devuelve al lenguaje una función antigua, mágica. Ya así lo pensaron los latinos cuando inventaron la palabra: susurrus, la onomatopeya de lo dicho entre el silbido del viento.
No están solos los susurradores. Un día antes de ser “susurrado” me cruce con una exdocente de la escuela en la facultad. Preparaba yo una clase en la sala de profesores rodeado de libros. Mónica me sonrió, me alcanzó El pozo de Onetti al tiempo que me decía: Abandoná la historia, lee historias (en inglés no hay confusión, usan history para un caso y story para el otro). Le agradecí el obsequio. Me gusta Onetti.
Es así. Hay gente rara, gracias a ellos tuve dos regalos en la misma semana.  Aprovéchenlo ustedes también

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...