2.- Hacia el comienzo de las tomas los medios se horrorizaron con la
existencia de un “manual de tomas”. Horror extraño para una institución escolar
que justamente desarrolló los manuales como método e instrumento de enseñanza.
Pero nada horroriza tanto como percibir que los “otros” utilizan contra “nosotros”
las cosas que les hemos enseñado.
3.- El ya famoso “manual” enseñaba cómo organizar una toma. Ahora que
las tomas han finalizado estamos en otro momento: el momento del balance. Y si resulta
importante cómo se “entra” a una toma también lo es cómo se sale de ella.
¿Cómo hemos salido, entonces?
Una visión positiva señala que:
·
Se colocó en debate la modificación curricular y
se postergó parte de su aplicación
·
Se obtuvieron ámbitos de discusión (las
jornadas)
·
Se logró mantener en pie una lucha que alcanzó
más de 60 escuelas y se avanzó en la organización de los estudiantes, tanto en
los lugares que existía como en aquellos no organizados
Sin embargo, en la asamblea de ayer en la que participé, otras voces
señalaron que luego de la lucha más extensa que los participantes recuerden, el
haber obtenido que “los consultaran” (cosa negada en un principio) tenía gusto
a poco.
Todos los elementos señalados son, a mi juicio, correctos. Si resulta “poco”
hay que señalar que es lo que el movimiento pidió. No hubo un enfrentamiento
tajante a la ley y por lo tanto las críticas se dirigieron más a la
implementación que a la norma sin advertir que la mayoría de los problemas
estaban en la norma y no en su implementación.
Se ha conseguido poder intervenir en un proceso al cabo del cual el
gobierno implementará una reforma.
Ahora es el momento de definir los puntos esenciales de nuestros
reclamos y plantear la no aplicación de la ley si ellos no son contemplados.
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