Hoy es el día del animal. En un mundo dicotómico no tengo
problemas en declarar que me gustan perros y gatos. No cualquiera, entiéndase
bien. Ambas especies deben tener pelo, preferentemente atigrados los felinos, y ser de tamaño suficiente como para que se note
cuando tiran de la correa los perros. Descarto así, entre otros, los tipo felpudo (pequineses y categoría
toys) y los roedores disfrazados
(chihuahuas y siameses, por ejemplo).
Hoy podría recordar a los perros de mi vida, Fidel (qué
quieren, nació con la entrada de Castro en Santiago), Yradne, Gota caliente…
Pero no se trata de recuerdos personales. La burguesía convierte todo en
mercancía y los perros y gatos han dejado de serlo para convertirse en
“mascotas”.
Hasta la palabra “mascota” es de la época del capitalismo en
plenitud. La busqué en mi Petit Robert, aparece en el francés (mascotte) recién
en 1867 con un significado más amplio, la idea es tanto un animal cuanto un
objeto que produce felicidad.
Pero volvamos a la frase central: las mascotas son la
mercantilización de los animales en tanto acompañantes.
Hoy Clarín comenta que la Argentina es el país
latinoamericano con mayor cantidad de hogares con mascotas, el 78 %. Mantener
una de ellas puede costar unos 525 $ mensuales. Pero eso si nos limitamos a lo
que llamaríamos “necesidades básicas”
(alimento, veterinaria, peluquería y paseador). Si queremos pensar en
ropa el presupuesto aumenta: un ponchito anda por los 140 $, la bijuterie puede
llegar a los 100 $, las zapatillas cuestan 90 $ (piensen que a diferencia
nuestra necesitan cuatro).
Las mercancías se diversifican: “La visto con colores vivos,
que le quedan muy bien porque ella es blanca. Le pongo tapaditos con pielcitas,
lilas, rosas, vestidos, remeras” dice una dueña. “En Paraná muchas cosas no se
consiguen, así que suelo comprar en internet” comenta otra y aclara “ella es
como un hijo para mí”. Un hijo blanquito, por suerte.
Como siempre, hay capitalismos y capitalismos. El nuestro
llega hasta aquí, en cambio en EEUU ya tienen un canal de tv…¡para perros! El
nombre no es muy original, DogTV. La programación incluye un “segmento musical”
con ruidos de aspiradoras y timbres para que los bichos no extrañen los sonidos
de la casa.
Con lo que se escucha por ahí, tal vez no se note la diferencia.
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