lunes, 23 de diciembre de 2013

Tecnología 3

Las salas de profesores, cuando gratas, suelen parecerse a un brainstorming. A las clásicas Conversaciones con Bermúdez (últimamente insistidor en la necesidad de que me convierta en tuitero) se suman las pláticas tecnológicas, las más de las veces abocadas a la solución de algún problema escolar.
Pero a veces estas conversaciones discurren hacia otros tópicos: uno de los últimos fue la utilización de la fuerza motriz del alumnado. Sabido es que muchos estudiantes padecen de una necesidad de movimiento continuo. ¿Podríamos convertir esa pesadilla en algo útil?
Créditos para la aprobación de la materia basados en la generación de energía eléctrica. El título da para un proyecto con horas institucionales. Y aumentaría, a no dudarlo, la inclusión educativa, preocupación que, es sabido,  desvela a todo funcionario.
El  esquema que desarrollamos es sencillo: bicicletas fijas conectadas a baterías. Alumnos inquietos a quienes se les daría la oportunidad de “descargar” su ansiedad “cargando” baterías.  De paso aprenden física, primer principio de la termodinámica: la energía no se pierde, se transforma.
Considerando la natural movilidad adolescente calculamos con los profesores de tecnología  que el sistema permitiría el autoabastecimiento e incluso fantaseamos con la posibilidad de venta de energía. Advertimos también sobre la necesidad de permitir sólo un porcentaje de la nota mediante los “créditos energéticos” ya que muchos alumnos serían capaces de aprobar cursos enteros pedaleando.
Me sentía satisfecho con la idea hasta que leí Diario de las estrellas de StanislawLem: 
“También es obra suya un dispositivo ingenioso para el aprovechamiento de la energía de los niños, que habitualmente se pierde: todos sabemos que los niños no pueden estarse quietos un segundo.  El dispositivo consiste en un sistema de manivelas, poleas y palancas, colocadas en varios sitios de la vivienda, que los niños empujan, tiran y desplazan durante sus juegos, haciendo,  sin saberlo, correr el agua, pelar patatas, lavar la ropa, producir electricidad, etcétera.”
Lem se nos había adelantado, casi idénticas eran sus palabras. Después me tranquilicé. Nos había primereado  un capo de la ciencia ficción, no deja de ser un mérito.


Dedicado a Mancuman y el mecánico. 

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