Un “como si” frenético invade las escuelas. Todo vale, ¡un trabajo práctico más! ¿Qué le cuesta?, si no apruebo me matan, ¿no se va más contento/a si me aprueba? ¡Usted es bueno/a!
Todo vale. Incluso el recurso al Altísimo. ¿Quién si no el Todopoderoso podrá salvarnos? En eso los estudiantes de la Universidad Católica corren con ventaja. Están entrenados en pedir:
Oración del que va a dar examen
Señor, voy a rendir examen
dame tu paz y ven conmigo
Concédeme la simplicidad y la alegría
de cosechar el fruto de las semillas
que planté en las horas largas y oscuras
del silencio y el estudio
Que este examen sea el amén de todo ese
esfuerzo, de estudiar cada día, que fui
consagrando como ofrenda y oración
Dame serenidad y ven conmigo
para que sea perspicaz ante las preguntas
y elabore con calma las respuestas justas
Que no haya orgullo cuando sepa mucho
ni miedo de no recordar lo que aprendí
No te pido milagros, sólo la lucidez que dinamiza
y da fuerzas a mi razón, y ven conmigo
También, Señor, tú que más de una vez
fuiste “puesto a prueba”, concédeme que
quienes han de examinarme sean
razonables, justos y tengan buen humor
Señor, mi único Maestro…..
Uno podría decir que comparar a los profesores con los que pusieron “a prueba” a Jesús es un poco mucho, no hay datos de alumnos crucificados en las escuelas y dicho castigo no figura (todavía) en los reglamentos escolares. Pero lo cierto es que si van a la Universidad Católica en Puerto Madero pueden ver la Oración en unos grandes banners.
¿Aumentará el porcentaje de aprobados gracias a la intervención divina? No lo sé, yo confío en los hombres, en esos hombres (y mujeres) que, como decía Gramsci (ver cabecera del blog), “se unen entre ellos en sociedad y trabajan y luchan y se mejoran a sí mismos”
Por eso me cae más simpático este uruguayo que se escapó para ver a la celeste en la copa América y en medio del partido recuerda y reafirma sus obligaciones.
1 comentario:
Mierda. ¿Es de verdad eso? En nueve años de escuela católica nunca le pasé siquiera cerca a algo así. Lo parió. Es decir que si los desaprueban es un némesis de la voluntad divina. O un acólito del Diablo. Dios... ¿De dónde saca esas cosas, usted? ¿No será que en el fondo la figurita del crucificado le inspira ternura?
JP
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