domingo, 29 de junio de 2014

Karma y tarea docente

Cada docente puede elegir el momento en que se siente así, que una reunión de Nes, que una planilla de profesor por cargo, que un monitoreo de la evaluación del progreso del proyecto de la continuidad de las terminalidades, etc.
Afortunadamente la tarea docente tiene instancias más amables como las de los dos posteos que siguen.

Perazzo


Perazzo fue mi profesor de Física en el secundario. Uno de los que perduran, junto con la Barba, la Meyer, Turrens, Esteve. Por él buena parte de mi promoción marchó a Exactas y me dejaron solo en Filosofía y Letras. 
Enseñó durante cincuenta y cinco años, llevaba veintiséis cuando lo tuve y no parecía cansado ni aburrido. El dibujo de Paz lo retrata bien aunque el gesto, si bien serio, no era despectivo como parece. Faltaría el pizarrón doble que llenaba de dibujos exactos y fórmulas con su letra clara (iba a decir fórmulas claras pero no siempre lo eran para mí, la escritura en cambio era perfecta).
Faltaría también la observación precisa, fundamental a la hora de registrar un experimento. Perazzo le habría hecho notar a Paz que dijo “un par de cosas” y mencionó tres.

Entre otras tantas cosas, por la búsqueda de la precisión, yo también le agradezco. 

Otras banderas

Escribí sobre banderas. Hoy me llega por mail otra. Hay adolescentes con caras sonrientes. Acaban de pintar “su” bandera. Tenían que reemplazar la anterior, gastada en movilizaciones y tomas varias.

Dije sonrientes. Me quedé corto. Se los nota muuuy contentos. Y no es para menos. Tener una bandera es un gesto de identidad, hacerla uno mismo lo refuerza. Y allí están ellos, consiguieron su tela, su pintura, su lugar (la escuela), diseñaron y pintaron.
Y mientras escribo, tengo a mano una invitación. Es para una función de teatro. Actúa en ella Salma, otra alumna, y ella me la dio. La imagen de un tío Sam y un Che se superponen. Hay también una frase que puede parecer gastada pero no necesariamente lo es: Nosotros somos el futuro.

Lucha, creación. 
La potencia del ser humano, adolescente o adulto.
Lo que nos permite transformar la naturaleza y transformarnos a nosotros mismos. 

lunes, 23 de junio de 2014

Desagravio

Hubo un tiempo en que en las escuelas se recitaban cosas como éstas:

Pensativo, a su frente, cual si fuera
en muda discusión con el destino,
iba el héroe inmortal que en la ribera
del gran río argentino
al león hispano asió de la melena
¡Y lo arrastró por la sangrienta arena!

Aclaración para quien se pierda entre imágenes: se trata de San Martín, en pleno cruce de los Andes, mientras rememora el combate de San Lorenzo. Como se ve, no le escatimábamos a los adjetivos.
La poesía sigue:

El cóndor lo miró, voló del Ande
a la cresta más alta, repitiendo
con estridente grito: "¡Este es el grande!".
Y San Martín, oyendo,
cual si fuera el presagio de la historia,
Dijo a su vez: "¡Mirad! ¡Esa es mi gloria!".

Y vienen las batallas en Chile y los triunfos, y Olegario Andrade (el autor de esta poesía que se llama “El nido de cóndores”) escribe:

Lanzó el cóndor un grito de alegría,
grito inmenso de júbilo salvaje;
y, desplegando en la extensión vacía
su vistoso plumaje,
fue esparciendo por sierras y por llanos
jirones de estandartes castellanos.

Cerámica mochica (Perú) con cóndor
La asociación cóndor-grandeza, cóndor-héroe, etc. es un leit motiv de la poesía hispano-criolla y se remonta a etapas precolombinas:  aparece incluso en los diseños de la cerámica.
Escudo de Chile
Los escudos de las naciones andinas también lo muestran.









¿Y entonces? ¿Por qué surge todo esto? ¿a qué desagravio me refiero?
Resulta que nuestro cóndor andino, señor de los cielos, ave emblemática, etc, etc, etc, es un buitre. Si, leyeron bien: un buitre.

Así que:
1.- La deuda externa es ilegítima e impagable y si alguien (la mayoría de los que hablan) quiere pagarla que lo haga con su plata y no con la nuestra.

2.- Los buitres (y entre ellos nuestro cóndor) no tienen nada que ver. 

viernes, 20 de junio de 2014

Hoy, tema banderas

Una vez le pregunté a una alumna de un Cens (educación de adultos) que venía de un pueblito del interior qué le había llamado la atención al llegar a Buenos Aires. Esperaba una contestación que hiciera alusión a la cantidad de gente, al subte, las escaleras mecánicas; en fin: lo grande o lo moderno. Su respuesta fue desconcertante: le había asombrado la multitud de banderas.
Es cierto, en Buenos Aires es difícil caminar sin toparse con una. El problema es que ella estaba acostumbrada a saludar las únicas dos banderas de su pueblo cada vez que pasaba o por la plaza o por la escuela. Hábito que decidió no seguir en la gran ciudad por razones obvias.
Entre el día conmemorado hoy y el mundial bulle la enseña que Belgrano nos legó por todas partes. Y la televisión nos muestra que en Brasil tiene la misma idea gente venida de todos los rincones del globo. Y en España ondea la roja y amarilla para saludar al rey saliente y al entrante y han prohibido la tricolor republicana. El ejército custodia celosamente que no aparezca ningún aguafiestas con una de ellas por la ceremonia y mate a Juan Carlos de un susto.
Lo dicho, hay banderas por doquier. Pero me hacen reparar en la que lleva Letizia, la flamante reina de España. 
¡Epa! ¡Otra reina argentina! Con la celeste y blanca en el pecho. Véase, si no:












Calma. Son los colores de la orden de Carlos III Borbón, el papá de Fernando VII y antepasado de Felipe VI.
Banda de caballero de
la Orden de Carlos III

Y sí, si Belgrano no se inspiró en ellos lo hizo en el manto de la Virgen o mirando el cielo. 
Hay gente que todavía debate el tema. Tienen tiempo.

Deslindo responsabilidad si algún gallego usa el posteo para pensar que sigue en el Mundial. Asimismo agradezco una nueva observación sagaz de mi antropóloga de cabecera que me sugirió este análisis

martes, 17 de junio de 2014

Anacronismo


Anacronismo: incongruencia que resulta de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde. 
Según la definición de la real academia española, los reyes europeos son, pues, un claro ejemplo de anacronismo. Gente que no acepta que su fecha de vencimiento llegó hace rato
Además constituyen  una caterva de parásitos importante (puede verse un posteo en este sentido aquí).
Hace unos días uno de ellos, Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, o sea Juan Carlos I de España abdicó. Pero no lo hizo para dar paso a una república sino para que otro parásito, su hijo Felipe, se haga cargo.
[Es entendible, las crisis ya no respetan investiduras. ¡Si hasta Benedicto tuvo que irse! Igualmente Juan Carlos fue precavido, abdica pero no pierde el privilegio de inmunidad, o sea, en cana no va por más chanchullos que se le descubran].
Las cosas parecían encaminadas, inmunidad conseguida, príncipe preparado para asumir con nuevos bríos y herederas que asegurarían  la continuidad de la dinastía (las infantas Leonor y Sofía), algún reclamo republicano en las calles sin pasar a mayores pero…todo se complicó.
Guillotina con bandera republicana. Un aviso a la monarquía en las
movilizaciones de Valencia. Los borbones a los tiburones, cantan
Los reyes son anacrónicos, dijimos. 
Y los que quieren serlo también. En 1833, el rey Fernando VII (al que le hicimos la revolución de Mayo) tuvo la idea de morirse.  Y de dejar como heredera a su hija Isabel (tres años tenía la mocosa). El hermano de Fernando, Carlos, se enojó y reclamó el trono. Empezaron una serie de guerras que se denominaron “carlistas” pero la rama de los Borbones de Fernando VII mantuvo el poder e Isabel fue reina como Isabel II.
Los carlistas se levantaron infructuosamente en armas durante todo el siglo XIX, pero el golpe de gracia lo recibió  Javier de Borbón Parma cuando Francisco Franco no lo eligió a él sino  a Juan Carlos (de la rama familiar de Fernando VII) para reinstaurar la monarquía en España luego de haber reemplazado con una dictadura la experiencia de la República (1931-1939).
El tiempo pasa y llegamos al 2014, Juan Carlos I abdica y cede el trono a su hijo que asumirá como Felipe VI, y no va y aparece Carlos Javier de Borbón-Parma y Orange-Nassau (nieto de Javier y primo de Guillermo de Holanda) y reclama el trono diciendo que se lo birlaron en 1833.
Anacronismo: incongruencia que resulta de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde.

Falta que reediten las guerras carlistas. 

domingo, 15 de junio de 2014

Mundial 2014: 1ra entrega

Hace rato ya que sabemos que los certámenes deportivos, y entre ellos los mundiales de fútbol en primer lugar, son hechos políticos. Hechos que los gobiernos han intentado (y siguen haciéndolo)  utilizar en su provecho. Sin ahondar demasiado podemos señalar los juegos olímpicos de 1936 en los que Hitler intentó mostrar al mundo entero las virtudes del régimen nazi y, más cerca, el mundial de fútbol de 1978 en la Argentina.
Pero no parecer ser el caso de Brasil 2014. No digo que no haya sido pensado así pero la rebelión estalló y, aunque uno hubiera pensado que el conflicto se iría desinflando a medida que la cercanía del mundial se acercaba, esto no sucedió.
Uno a uno se suman los sectores populares a la lucha. Las marchas unen a trabajadores con estudiantes y a éstos con grupos campesinos y comunidades aborígenes. También los iguala la represión que el gobierno descarga sobre ellos. Dilma Rousseff anunció que no será tolerante con las protestas y evitó hablar en la jornada inaugural por temor a la silbatina. No le sirvió de mucho: también chiflaron su silencio.

La solidaridad con el pueblo brasileño en lucha se ha hecho internacional.
Muchas cosas podríamos agregar, pero el arte de Crist logra una crítica impiadosa que es difícil de superar.

sábado, 7 de junio de 2014

Renoir y la alegría

Renoir por Sábat
Una vez por semana, en la página 3 de Clarín, Sábat homenajea con una acuarela a quien él considera “imprescindibles”. Un lujo al alcance de miles de personas. Muchos de estos “imprescindibles” son también pintores, hace unos días le tocó al francés Pierre-Auguste Renoir.

Francia bullía en la segunda mitad del siglo XIX. El capitalismo estaba en su esplendor, Haussmann transformaba París (vean el posteo del 31 de mayo), la gente disfrutaba en las calles y Pierre-Auguste Renoir pintaba a todos ellos: trabajadores y burgueses
En Buenos Aires no hay muchas obras de Renoir y las que pueden verse en Bellas Artes no son, a mi juicio, las más bellas y famosas.

Pero internet nos permite acceder a muchas de ellas. En tren de elegir una me quedo con Baile en el Moulin de la Galette.

domingo, 1 de junio de 2014

"Sensación económica"

Los meteorólogos hablan de la “sensación térmica”, Aníbal Fernández de la “sensación de inseguridad”. ¿Por qué no puedo hablar yo de la “sensación económica”?
Mi conciencia acerca del valor de los productos en el mercado arranca a finales de los años 60. Y mi “sensibilidad económica” me dice que hubo épocas más benignas que otras. En particular mi adolescencia fue una época de liquidez. Teníamos plata, las salidas, los libros, el cine estaban a nuestro alcance.
El final de la dictadura fue otra buena época, además de la liberación política la calle era nuestra y accesible económicamente.
¿Era una “sensación”? Por suerte encontré este gráfico


Mide la evolución del salario real. El mismo nunca se recuperó del todo luego de la caída del rodrigazo de 1975 pero efectivamente hubo un par de picos efímeros en el gobierno de Alfonsín.
Luego todo es caída. La recuperación a partir del 2003 no es más que el regreso a los niveles de la década del noventa y éstos son los del inicio y final de la dictadura.
Al análisis numérico hay que agregar dos consideraciones que no hacen más que complicar las cosas:
a) la productividad de la economía argentina aumentó y también lo hizo la producción. Concretamente la torta a “repartir” se agrandó,
b) los gastos de un trabajador son más altos ahora que antes.
¿Por qué?
Por un lado porque ahora hay que pagar por servicios que en los 70 eran provistos gratuitamente por el estado, por ejemplo la educación (en 1970 la escuela privada era una rareza de los sectores privilegiados o un reducto confesional), pero también la seguridad (no abundaban las compañías de seguridad privada ni estaban al alcance las alarmas de todo tipo). Las prepagas de salud proliferaron también luego de los 70.
Por el otro porque a lo largo de cuarenta años las necesidades de consumo variaron, por ejemplo el incremento de lo que podría llamarse una canasta tecnológica (celulares, entre otros).

Mi “sensación” resultó confirmada, el tema es cómo volvemos a los buenos tiempos.
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