viernes, 21 de diciembre de 2012

No pasa nada


No hay pronóstico más fallido que el del fin del mundo. Cada época ha reclamado con vehemencia  el derecho a tener su propia profecía. 
El último ejemplo que recuerdo es el del año 2000, el Y2K. ¿Cómo venia el apocalipsis esa vez? Modernito, vía computadoras. No estaban preparadas para reconocer la fecha 2000, la identificarían con el 0, todas las actividades programadas para después de esa fecha no se llevarían a cabo, los aviones chocarían en los aires, las máquinas controladas vía interné se pararían, todo mal. Los únicos que salieron ganando plata fueron los programadores que hicieron horas extras. No pasó nada.
Cañonazos, globos, dirigibles, aviones, todo es bueno para escapar
La luna nos abre los brazos. A lo lejos, el Halley
Dejando de lado a todos los innumerables infelices de poca monta que cada dos por tres anunciaban/anuncian que se pudría todo, la tendencia a “la fin del mundo” viene de lejos. En 1910 la causa iba a ser la llegada del cometa Halley. El cometa pasaría tan cerca de la tierra que su gas envenenaría a la gente…que no hubiera comprado máscaras y tubos de oxígeno. Otro buen negocio.

El año 999 estábamos a punto de terminar el primer milenio, ¡buena fecha para asustarse con lo que se vendría!  Georges Duby, historiador medievalista francés, escribió un libro: El año 1000, la huella de nuestros miedos, donde ubicó en el milenio los terrores del hombre medieval.
Incluso San Martín de Tours profetizó para el 400 el día final.  Falló pero eso no le importó a Juan de Garay que, cuando fundó por segunda vez Buenos Aires,  lo nombró patrono (hasta en eso nos va mal a los porteños, tenemos un patrono que la pifia –próximamente en este blog ¿A quién le importa San Martín de Tours?-)
Ni Google pudo evitar la alusión del doodle
La última (por ahora) le tocó a los mayas. Según dicen, hoy, 21 de diciembre se acaba todo. La Nasa salió a desmentirlo, ¡la Nasa! ¿Tanto les recortaron el presupuesto que tienen que estar ocupándose de boludeces?
Hay histeria en China y tratándose de 1500 millones no es para tomárselos en broma. En Rusia compran comida y velas. Como dice un amigo, esto con Lenin y Trotsky no pasaba. Entre otras cosas porque a los acaparadores los fusilaban. Pero otros vientos soplan y con la restauración capitalista vuelven también las miserias y conservadurismos ideológicos (a las Pussy Riots las condenaron en base a textos cristianos ortodoxos de hace mil años).
En Francia se preparan para invadir el pueblo de Bugarach, un lugar a salvo del apocalipsis  porque tiene una montaña al revés. ¿Cómo?  Las capas de la cima son más antiguas que las de la base, lo que suele suceder en todos los plegamientos, cosa que no altera a ningún geólogo y tampoco debiera hacerlo a un estudiante de primer año de secundaria, pero…
Para no ser menos acá tenemos aluvión de gente hacia el Uritorco, otro lugar que escapará del “tsunami”  que podría acabar con Buenos Aires.  Ojo con andar por Puerto Madero.
Volvamos a los mayas. Su culpa fue haber diseñado un calendario. Culpa que comparten con muchos otros pueblos como los chinos, los egipcios, los súmeros y demás. La base de todo calendario es que es finito y cíclico, es decir en algún momento termina y vuelve a empezar. Por eso no existe la hora 25, ni el día 32 y dentro de diez días se acabará (sí, se acabará, finalizará, no estará más, morirá, etc.) el año 2012 y empezará el 2013. Esto, que no le causa ninguna histeria a nadie, parece que en el caso maya sí. Por supuesto no a los mayas.   
Sucede que los mayas, de obsesivos que eran, armaron varios calendarios. Uno, el de la “cuenta larga”, tiene 1.872.000 días, arrancó hace unos 5000 años, (para ser más exactos  el 11 de agosto del año 3114 antes de Cristo según el calendario en vigencia para nosotros) y termina hoy.
¿Y qué sucede?
Nada, diría un maya, empezamos a contar de vuelta. ¿Ustedes no hacen lo mismo?
  

miércoles, 19 de diciembre de 2012

¿Se viene "la fin del mundo"?


No se pierda el 21/12 el posteo de este blog que hace justicia con los mayas y explica los desatinos de un montón de gente.
Como corresponde, vea.

martes, 18 de diciembre de 2012

La gente lee (VI)


Julio Cortázar escribió Historias de cronopios y de famas (Si no lo leyeron, háganlo. Si quieren saber rápido de que se trata, gugleenlo. Si necesitan un ejemplo, clickeen aquí).
Una profesora de lengua de la escuela  usa el término “cronopio” en su dirección de mail. Una participante del concurso literario 2012 se pone como seudónimo “cronopio enceguecido”. La palabra se ha impuesto en el diccionario cotidiano.
¿Pero también en la paleontología? A pesar de la imagen indianajonesca que Hollywood nos manda de arqueólogos, paleontólogos y demás científicos excavadores, parece que esta gente también lee buena literatura.
Es el caso de Guillermo Rougier, paleontólogo argentino que trabaja en la Universidad de Louisville en EEUU y desentierra huesos en la Patagonia
Les digo por experiencia que en una excavación científica (no un pozo cualquiera) es muy factible que uno recuerde, por ejemplo, lo que ha leído.
Imaginen la situación: al aire libre, es decir sufriendo cuanto rayo de sol haya por allí o soportando todo viento posible; acostado o colgando de un tablón o arrodillado, o sea nunca en una posición digna y cómoda;  cepillando durante horas una roca o un hueso con un cuidado extremo. En circunstancias así y si uno tiene la suerte de tener un compañero/a agradable, se charla de todo lo que se añora. Los libros que ha leído, la música que ha escuchado, las películas que ha visto, las experiencias que ha tenido y que en ese momento, mientras pincelea como un poseso, parecen terriblemente lejanas.
¿Le habrá pasado eso a Guillermo Rougier? El caso es que desenterró parte de una especie de ardilla de hace unos 96 millones de años. Un bicho chiquito que andaba escapándose de los dinosaurios. Y no se le ocurrió nada mejor que bautizarlo cronopio dentiacutus (o sea cronopio de dientes agudos) .
La palabra que inventó Cortázar ha entrado en el diccionario científico.
¿Y cómo se completa el homenaje? Pues parece que Cortázar amaba las ardillas. 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Escuela Xul Solar


El 14 de diciembre, mientras nos preparábamos para el acto de colación de grados en la Falcone, Google avisaba que se cumplían ciento veinticinco años del nacimiento de Xul Solar. Verán, mi página de inicio es justamente Google y por lo tanto apenas inicié interné apareció el doodle respectivo. Y como siempre que veo algo de Xul me obligo a seguir navegando entre sus obras. No puedo dejar de sugerirles que hagan lo mismo: creó mundos fantásticos.
¿Y por qué Escuela Xul Solar? Ya conté la historia en un posteo anterior, junto con María Claudia y Oliverio Girondo, su nombre fue la tercera opción que se votó para designar la EEM 7 (en esa época todavía EMEM). 


Y si uno en la vida no es sólo los caminos que ha seguido sino también los que ha desechado, somos un poco la Escuela Xul Solar. 
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