domingo, 6 de abril de 2008

El segundo asesinato de Carlos Fuentealba

Sólo te ahorcan una vez es el título de un fantástico cuento de Dashiell Hammet. En términos biológicos es cierto, en términos sociales, no.
El docente neuquino Carlos Fuentealba fue asesinado el 4 de abril del 2007 en un corte de ruta donde se encontraba exigiendo un verdadero aumento de salarios.
Un año después, el operativo “segundo asesinato” ha comenzado:
• no hay responsables, el único acusado es el último eslabón, el que apretó el gatillo, un cabo de apellido Poblete. Si siguen indagando, por la dirección que llevan, caen también los obreros que hicieron la ruta y dejaron un desnivel donde al tropezar el cabo se le disparó el arma.
• el ministro Narodowski apunta que “parece una advertencia de la Historia que este pico de violencia escolar se alcance a un año exacto del asesinato”
• el Consejo Federal de Educación manifiesta su repudio y dice que “el mejor homenaje es transformar este día en una jornada de trabajo destinada a fortalecer una educación basada en el respeto a los derechos humanos”

¿Qué advertencia? ¿Qué jornada? El otro día charlábamos en uno de los cursos (2do 1ra, si no me equivoco) que una de las cosas más difíciles cuando estudiamos historia es reconstruir no sólo los hechos sino los conflictos que en ese momento produjeron esos hechos. A medida que el tiempo pasa los bordes filosos se van mellando, las argumentaciones manipuladoras desplazan la claridad que en su momento había, se reconstruye una historia donde el conflicto ha pasado a ser lo extraordinario y no la regla. ¿Cuál es la tarea, entonces? Hay que desmontar este segundo asesinato.
• Carlos Fuentealba fue asesinado por el entonces gobernador Jorge Sobisch, que incluso reivindicó sus órdenes de represión. Jorge Sobisch era hasta ese momento el socio de Mauricio Macri, jefe político de Mariano Narodowski.
• Se puede relacionar este asesinato con otros episodios de violencia con clara intencionalidad política, con Varizat embistiendo con su 4x4 a los docentes en Santa Cruz, con la prefectura golpeando a los empleados del casino, pero no con el ataque de una nena de 12 años a otra. No son comparables. Hacerlo significa igualar, confundir.
• ¿Repudió en ese momento el Consejo Federal al Ministro de Educación de Neuquén, parte del gobierno responsable? ¿O repudia ahora, en general, “toda”forma de violencia?


El mejor homenaje a Carlos Fuentealba lo hicieron los docentes y alumnos que a lo largo y a lo ancho del país pararon y se movilizaron exigiendo castigo a los responsables materiales y políticos de su asesinato

viernes, 4 de abril de 2008

Otro 24 de marzo


Pasó otro veinticuatro de marzo. Volvimos a ver imágenes que algunos tenemos grabadas en el disco rígido y para otros son nuevas, vírgenes. Volvimos a caminar con las banderas con rostros mirándonos. Volvimos a leer y a escuchar diferentes voces. ¿Cuál es la nuestra? Este año elegí trabajar con el libro de Marcelo Brodsky, Buena Memoria. Un recorrido a partir de la foto escolar de sus compañeros adolescentes, algunos desaparecidos.
En 4to primera además visitamos (algunos “enviados” en forma personal, otros por internet) la muestra Ausencias, de Gustavo Germanó, en el Centro Cultural Recoleta. Sobre esta muestra estamos preparando un mural con fotos y textos que presentaremos la semana próxima.
Pensé que ese mural iba a ser nuestro único aporte al blog de este veinticuatro. Pero la lectura de Clarín de hoy me dejó servida otro.
El asunto: un ex represor, el Tigre Acosta, se queja de que lo pusieron en una celda común. Según él esto le provoca “efectos psicofísicos” que le “suenan a tormentos”. Ojo, que el hombre sabe de esto. Acosta fue el jefe operativo del Grupo de Tareas 3.3.2 que operaba en la Esma, y se jactaba de “ser Dios porque yo decido quien se va al cielo”, eufemismo por quien subía a los aviones que realizaban los “vuelos de la muerte”.
Agrega Acosta que el lugar de detención “me agravia en grado sumo y ataca mis derechos personalísimos”. No esperen un comentario mío acerca de la desfachatez del miserable. No. Lo interesante viene a continuación. Clarín señala: “Entre sus compañeros de pabellón, Acosta tiene al ex subcomisario Patti, al ex cura Cristian Von Wernich y al ex agente de inteligencia Raúl Guglielminetti, entre otros.”
¿Saben qué? Acosta tiene razón
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